miércoles, 7 de septiembre de 2011

DESDE SU SEXO HASTA TU CEREBRO (Brais Ocampo)

Ella tenía en su boca tu sexo. Tú besabas en aquel lugar secreto la guinda dulce de su sabrosa carne caliente. La besabas como achicando agua de una patera alucinado, desesperado y casi inconsciente por lat emperatura; sentías dos fuegos que jugaban el juego de perderse en el bosque, de acabar, tumbados, con la vergüenza del secreto mojado. Jugaban a desear, a no terminar. Jugaban a acariciar el placer, a besar el deseo. Jugaban... a jugar con el sexo del otro. Tú jugabas ciego con el botón de su electricidad, borracho de sus fluidos, entregado a la felicidad… Ella buscaba en tu caja de herramientas la llave de su puerta para jugar, y le daba aire y besos y fuerzas, y te abría y cerraba la ventana por donde en sueños como éste mojas la cama de dormir. De pronto, el placer que Ella te dio hizo que tu cuello se desplomase y desde allí, llamando a Dios, viste en todo su esplendor su sexo, mojado como un pez, misterioso como el futuro. Estabas en tu cama, sus piernas eran tus paredes y su pelvis tu cielo cuando un primer contacto húmedo se mezcló con el sudor de tu frente. Desde el cielo, sí, desde el cielo de los que creen en el amor carnal, una gota llegó para darte el perdón y abrirte los ojos; luego, una segunda para que la pudieses contemplar deslizarse por la vía más corta desde su sexo hasta tu cerebro. Brais Ocampo

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